1. RESISTENCIA A ANTIBIÓTICOS
A partir de 1928,
cuando Fleming descubrió la penicilina, comenzó la llamada época de los
antibióticos y, desde esa fecha, en las décadas siguientes, se produjo un
incremento de forma exponencial en la creación de nuevas clases de estos
agentes, especialmente en países desarrollados. En los años recientes la
producción de nuevos antibióticos ha disminuido de forma considerable y ha
surgido como un problema de consecuencias impredecibles la resistencia a estos
por la aparición en las bacterias,
virus, hongos y protozoarios de mecanismos defensivos con el fin de evadir la
acción destructiva de estas sustancias.
La resistencia antibiótica
es la capacidad de un microorganismo para resistir los efectos de un
antibiótico. La resistencia se produce naturalmente por selección natural a
través de mutaciones producidas por azar. El antibiótico, al entrar en contacto
con una población bacteriana, permite solo la proliferación de aquellas
bacterias que presentan aquella mutación natural que anula la acción del
antibiótico. Una vez que se genera la información genética, las bacterias
pueden transmitir los nuevos genes a través de transferencia horizontal (entre
individuos) por intercambio de plásmidos; o igualmente producto de una
conversión lisogénica. Si una bacteria porta varios genes de resistencia, se le
denomina multirresistente o, informalmente, superbacteria.
1.1 TIPOS DE RESISTENCIA
La resistencia antibiótica
puede ser natural (intrínseca) o adquirida. La resistencia natural es propia de
cada familia, especie o grupo bacteriano. Por ejemplo, todos los gérmenes
gramnegativos son resistentes a la vancomicina, y esta situación no es variable.
La resistencia adquirida es variable y es adquirida por una cepa de una especie
bacteriana. Así, existen cepas de neumococo que han adquirido resistencia a la
penicilina, cepas de Escherichia coli resistentes a la ampicilina, cepas
de estafilococos resistentes a la meticilina. Esta resistencia adquirida es la
que estudiamos en el laboratorio e informamos al clínico. La resistencia
adquirida es la que puede llevar a un fracaso terapéutico cuando se utiliza un
antibiótico supuestamente activo sobre el germen que produce la infección.
1.2 MECANISMOS DE
RESISTENCIA
Esta imagen, publicada en el último número de New England Journal of
Medicine, ilustra los diferentes mecanismos que poseen las bacterias para
resistir a los antibióticos. En ella se esquematizan los 8 mecanismos conocidos
hasta la fecha para resistir los antibióticos. Como resumen general los
sistemas de resistencia se basan en evitar que el antibiótico acceda a su diana
y lo dañe, y en la evolución han aparecido diversos mecanismos para que eso
ocurra:
1.
Pérdida de porinas
Las porinas son proteínas
localizadas en la membrana de la bacteria encargadas de transportar sustancias
al interior de la célula. Una forma de resistencia a los carbapenems, un tipo
de antibiótico de amplio espectro, consiste en la pérdida por parte de la
célula de la porina que permitía su entrada.
2.
Beta-lactamasas
Las beta-lactamasas son proteínas
con actividad enzimáticas capaces de romper enlaces químicos de compuestos
beta-lactámicos, entre los que se incluyen antibióticos similares a la
penicilina o la ampicilinas. Las bacterias que poseen estos enzimas son
resistentes a este tipo de antibióticos de uso corriente en farmacia.
3.
Bombas de extrusión de antibióticos
Algunas bacterias obtienen la
resistencias a antibióticos tales como las quinolonas o el cloranfenicol
produciendo elevados niveles de bombas de extrusión, que son proteínas transmembranosas
que permiten la exportación del antibiótico fuera de la célula con gasto
energético.
4.
Enzimas que modifican químicamente al enzima y lo inactivan
Algunas enzimas consiguen
entran en la célula, sin embargo algunas cepas son capaces de producir
determinados enzimas que los modifican químicamente evitando que éstos
reconozcan su diana. Ese el caso del ciprofloxacino, un antibiótico muy
empleado en las infecciones de las vías urinarias.
5.
Mutaciones en la diana específica del antibiótico
Los antibióticos son moléculas
capaces de interaccionar con su diana molecular de forma análoga a como lo hace
una llave en una cerradura. Mutaciones en la diana (cambios en la cerradura)
hacen que el antibiótico (en este caso la llave) ya no sea capaz de
reconocerla. Muchas de estas mutaciones implican la inactivación de la diana lo
que hace que la célula no sea viable, sin embargo otras sí que permiten que la
diana del antibiótico funcione y no sea reconocida por el antibiótico. Por
ejemplo la diana de las quinolonas son las enzimas encargadas de mantener el
correcto plegamiento del ADN; la girasa y la topoisomerasa. Mutaciones en esos
enzimas convierte a algunas bacterias en resistentes a las quinolonas.
6.
Mutaciones en los ribosomas
Los ribosomas son la maquinaría
de síntesis de proteínas. Son estructuras complejas formadas por ARN y
proteínas, y son dianas de algunos antibióticos como por ejemplo la
tetraciclina que inhiben su correcto funcionamiento, y por tanto perturban o
paralizan la síntesis proteica necesaria para la vida de la bacteria. Algunas
cepas han desarrollado mutaciones en las regiones de interacción del
antibiótico con el ribosoma, lo que los hace invisibles a estos compuestos.
7.
Mutaciones en la estructura del liposacárido (LPS)
Los lipopolisacárido son un
conjunto de polímeros complejos que forma parte de la membrana externa de las
bacterias. Algunos antibióticos, como la polimixina, son capaces de
interaccionar con el LPS desestabilizarlo e impedir su correcta síntesis.
Mutaciones en la estructura del LPS impide la unión de la polimixina inhibiendo
su acción.
8.
Desvíos alternativos
Algunos antibióticos son
capaces de inhibir específicamente la actividad de algunos enzimas esenciales
para la célula. Por ejemplo la sulfamida inhibe la dihidropteroato sintasa, un
enzima esencial en la síntesis de ácido fólico que las bacterias necesitan para
poderse dividir. Sin embargo algunas enzimas pueden mutar o bien otras son
capaces de ganar la actividad enzimática perdida por la acción del antibiótico
promoviendo un desvío de la ruta que permitir sobrevivir la célula.
Fuente de la imagen: Peleg, A. Y. et al (2010)
Hospital-acquired infections due to gram-negative bacteria. The New England
Journal of Medicine, Volume 362:1804-1813, May 13 2010
2. LA RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS, UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA
2.1 ABUSO DE CONFIANZA
La confianza pública en la medicina depende de la honradez de los
profesionales sanitarios y de la efectividad de sus actividades diagnósticas y
terapéuticas. Algunas actividades se agradecen, pero no han logrado nunca un
acercamiento desconfiado del público; sirva de ejemplo la anestesia, que se
acepta como necesaria pero se teme. Otras se agradecen y se toman como propias,
pues más que armas médicas parecen armas populares; sirva de ejemplo el uso
terapéutico de los antibióticos, que han pasado de los hospitales a los
botiquines familiares.
Este buen cartel, esta
fácil aceptación, se basa en la experiencia personal de pacientes y
profesionales que confirma la eficacia de los anti-bióticos y la seguridad de
su uso. Es cierto que hay problemas individua-les de alergia (muchas veces
falsos), pero no es fácil percibir el problema social que conlleva el uso y
abuso de los antibióticos, que es ignorado en la práctica por la población y
los sanitarios. Así, los antibióticos se han integrado en la cultura popular y
se utilizan con despreocupación y confianza, «como si fueran de la familia»,
tanto por la madre que quiere dejar de oír toser a su hijo, como por el médico
que trata una bronquitis aguda o «previene» la infección de una herida
quirúrgica, como por el farmacéutico al que se le consulta por un catarro.
Además, los antibióticos se han incorporado al arsenal terapéutico y
alimentario empleado en la agricultura y la ganadería, donde el control es
todavía menor que en la medicina; no es raro utilizar los antibióticos para
fumigar campos o añadir 100 kilos por hectárea de piscifactoría salmonera. Su
máxima difusión se está logrando a través de la incorporación de los
antibióticos a las soluciones limpiadoras empleadas en los domicilios
particulares, en un afán de eliminar hasta el último microbio del hogar.
Además, como problema ecológico que es, la resistencia bacteriana se relaciona
no sólo con el uso de los antibióticos, sino con cualquier modificación del
equilibrio natural; por ejemplo, los genes que permiten la adaptación
bacteriana a la contaminación por metales pesados están próximos a los que
median la resistencia bacteriana, lo que podría influir en su desarrollo y
evolución.
2.2 LAS CONSECUENCIAS DEL
ABUSO
Un buen ejemplo de las consecuencias del uso despreocupado de los
antibióticos es la resistencia de los neumococos a la penicilina. En los años
cuarenta, al introducirse la penicilina, se inhibía el crecimiento de la
mayoría de los neumococos con concentraciones de 0,008 mg/l; 50 años después,
más de mitad de los neumococos aislados en España re-quieren concentraciones de
0,1 mg/l y, aproximadamente, el 20% de 1 mg/l. Es decir, hay que multiplicar la
concentración de penicilina 12,5-125 ve-ces para conseguir el mismo efecto, y
son minoría las cepas que conservan la antigua sensibilidad.
Naturalmente, esta
resistencia puede vencerse: a) aumentando la concentración de penicilina, o b)
empleando otros antibióticos, o, mejor, c) empleando juiciosamente la
penicilina para que los neumococos conserven la sensibilidad primitiva. El
problema no es nuevo en la conducta humana, que siempre tiende a elegir la
segunda opción, la del empleo de nuevos y más eficaces antibióticos.
Así, en la
explotación de bienes de propiedad común, como las pesquerías, se ha aumentado
el poder de detección y captura de los barcos y de las artes de pesca pero, si
no se asigna la propiedad del derecho a pescar, se produce una sobreexplotación
de los recursos y una pérdida de bienestar social. Algo similar ha sucedido
respecto a la resistencia de los gérmenes a los antibióticos, y hay cepas
bacterianas resistentes a todos los antibióticos, como Enterococcus faecalis, Mycobacterium tuberculosis y
Pseudomonas aeruginosa, ante las que
estamos inermes. Lo lógico es una política de desarrollo sostenible, de
convivencia razonable con la resistencia bacteriana, que impida el fenómeno de
la multirresistencia bacteriana.
El problema de la resistencia bacteriana tiene repercusiones
personales, pero es un problema de salud pública, pues salta fronteras locales,
regionales e internacionales, a través del intenso intercambio de personas y
mercancías. La percepción simple del problema de la resistencia bacteriana como
un estímulo a la investigación, más que como el resultado de la excesiva
presión en el mercado de antibióticos ya registrados, relega la respuesta
humilde y útil del empleo racional de los antibióticos ante la espectacularidad
y atractivo de nuevos y más poderosos antibióticos; es querer apagar un
incendio con gasolina: lo lógico es que nos abrasemos y que tal política
resulte en «tierra quemada». La partida pasa del ajedrez a la «ruleta rusa». En
esta respuesta de uso progresivo
3. EFECTOS PERJUDICIALES EN EL MEDIO AMBIENTE FRENTE AL USO DE ESTOS COMPUESTOS.
3.1
ORIGEN Y FUNCIÓN PRIMARIA DE LOS ANTIBIÓTICOS
Y SUS GENES DE RESISTENCIA
El hombre ha
desarrollado numerosos fármacos para combatir la infección, desde los metales pesados o
los compuestos arsenicales, hasta derivados de tintes obtenidos por síntesis
química. Sin embargo, la búsqueda de antibacterianos en muestras de suelo la
establece Waskman en los años cuarenta, con un fundamento ecológico: Waksman
describe que los ecosistemas naturales no contienen un gran número de bacterias
patógenas, a pesar de que se han ido depositando en estos constantemente con
los desechos humanos y animales (Waksman & Woodruff,1940). Como
consecuencia, plantea que en estos ecosistemas deben existir compuestos inhibidores
del crecimiento de los microorganismos patógenos. El éxito de esta aproximación
llevó a pensar que la función ecológica de los antibióticos en los ecosistemas
naturales era la inhibición del crecimiento de los competidores
de los organismos productores (Waksman, 1941).
En contrapartida, la
función de los genes de resistencia sería impedir dicha inhibición. A pesar de que
en ocasiones sean estas las funciones primarias de los antibióticos y sus genes
de resistencia, hay autores que opinan que los antibióticos pueden actuar como moléculas
de señalización intercelular con las bajas concentraciones en las que se encuentran
en la naturaleza, y solo son inhibidores del crecimiento microbiano en las
altas concentraciones que se utilizan en los tratamientos antiinfecciosos
(Linares et ál., 2006; Yim et ál., 2006; Yim et ál., 2007; Fajardo & Martínez,
2008).
De igual modo, la
función primaria de ciertos determinantes de resistencia a los antibióticos, como
los sistemas de bombeo múltiple de drogas (Martínez et ál., 2009b) o las enzimas
inactivantes de antibióticos codificadas cromosómicamente, no es evitar la acción
de los antimicrobianos, sino que están implicados en procesos de detoxificación,
de tráfico de señales intercelulares e incluso en procesos del metabolismo
bacteriano (Martínez et ál., 2009a). De hecho, se ha determinado que el
fenotipo de resistencia intrínseca de un patógeno microbiano viene dado por la
acción concertada de un gran número de elementos, la mayor parte de estos implicados
en el metabolismo celular (Fajardo et ál., 2008).
Independientemente de
cual sea su función primaria, lo que está aceptado es que los genes de
resistencia a los antibióticos que han adquirido las bacterias patógenas desde
la introducción de estos fármacos, provienen de microorganismos con origen
medioambiental (Davies, 1997). Esto significa que para el primer paso en la adquisición de un determinante de
resistencia es necesario el contacto de una bacteria patógena (receptora) con
un microorganismo (o DNA) medioambiental. Se debe, por tanto, estudiar el
efecto de los antibióticos y sus genes de resistencia en los ecosistemas
naturales para poder comprender (y eventualmente prevenir) la adquisición de
resistencia por parte de las bacterias patógenas (Martínez, 2009b).
3.2 ¿CUÁNDO ES UN DETERMINANTE DE RESISTENCIA UN
CONTAMINANTE?
Como se
ha dicho anteriormente, el origen de los genes de resistencia está en los microorganismos
medioambientales. De hecho, diversos tipos de estudios han demostrado
que los organismos de los ecosistemas naturales tienen una enorme variedad
de genes capaces de producir resistencia cuando se expresan en un microorganismo
patógeno (D’Acosta et ál., 2006). Por tanto, la descripción de la presencia
de genes de resistencia de modo genérico en un ecosistema no implica que dicho ecosistema haya sufrido
una contaminación. Más bien, esta es la situación que cabe esperar en cualquier
ecosistema natural.
La
contaminación tiene lugar cuando se detectan en dicho ecosistema genes de resistencia
que se encuentran también en las bacterias patógenas. Es necesario tener en
cuenta que el número de determinantes de resistencia que han adquirido hasta
ahora las bacterias patógenas es muy bajo en comparación con la variabilidad observable
en la naturaleza (Martínez, 2009b). Por otro lado, en la mayor parte de los
casos se desconoce el microorganismo original a partir del cual, el determinante
de resistencia se transfirió a la bacteria patógena.
Un enriquecimiento de estos determinantes solo
puede deberse por tanto, a un fenómeno de contaminación, sobre todo si los
elementos génicos ligados a los genes de resistencia (integrones, transposones,
plásmidos) son también los mismos que se encuentran en las bacterias patógenas.
Teniendo en cuenta que las poblaciones microbianas ambientales poseen de modo natural
determinantes de resistencia a los antibióticos, que se mantienen de modo estable
en estas, a lo largo del texto, cuando se hable de contaminación por genes de
resistencia, solo se tendrán en cuenta los genes adquiridos por bacterias previamente
sensibles (esencialmente por patógenos y comensales), no los que contribuyen a
su resistencia intrínseca.
3.3
CONSECUENCIAS DE LA CONTAMINACIÓN POR ANTIBIÓTICOS Y POR GENES DE RESISTENCIA A
ESTOS
Dado que
son producidos por los microorganismos medioambientales, los antibióticos se
encuentran en la naturaleza. Sin embargo, su concentración es muy baja. La
contaminación se produce como consecuencia del vertido de residuos provenientes
de actividades humanas (esencialmente ganadería, piscicultura y residuos hospitalarios)
que tienen una concentración de antibióticos muy superior a la natural. Las
consecuencias de esta contaminación son varias. En primer lugar, los
microorganismos sensibles a los antibióticos mueren, produciéndose una
disminución local de biodiversidad en el lugar del vertido. En segundo lugar,
hay un enriquecimiento de poblaciones resistentes que incluye microorganismos
naturalmente resistentes, mutantes resistentes, seleccionados en un
microorganismo previamente sensible, y microorganismos previamente sensibles
que hayan adquirido un determinante de resistencia por transmisión horizontal.
Aunque no se ha
estudiado detalladamente, esta disminución local de la microbiodiversidad podría
tener consecuencias en los ciclos biológicos en los que intervienen los
microorganismos. Por ejemplo, las cianobacterias son muy sensibles a los
antimicrobianos usados habitualmente en los hospitales. En cualquier caso, la contaminación
por antibióticos tiene un efecto local en el lugar del vertido, dado que si se
difunden, por ejemplo en las aguas de un río, se diluyen y se pierde su efecto
(Baquero et ál., 2008). Dado que los antibióticos son compuestos degradables, su
efecto como contaminantes está también limitado en el tiempo. Por tanto, si se
elimina el vertido, la contaminación desaparece y la microbiota original puede eventualmente
restablecerse. La situación de la contaminación por determinantes de
resistencia es diferente. En este caso, el contaminante (el gen) puede
mantenerse, e incluso aumentar su concentración aun cuando el vertido con la
contaminación ya no tiene lugar. Hay que tener en cuenta que los determinantes
de resistencia se encuentran en elementos (por ejemplo, plásmidos)
que pueden diseminarse entre las bacterias, y que las bacterias se
multiplican. Por tanto, a no ser que exista una presión selectiva en contra, la
resistencia introducida en el medio ambiente se mantendrá, incluso en ausencia de nuevas
contaminaciones.
4. ESTRATEGIAS
DE ELIMINACIÓN DE ANTIBIÓTICO DE FUENTES DE AGUA.
La
presencia de contaminantes emergentes o recientemente identificados en nuestros
recursos hídricos es motivo de preocupación para la salud y seguridad en el
ambiente. Las plantas convencionales de tratamiento de aguas residuales o para
uso potable no están diseñadas para eliminar estos tipos de contaminantes.
Estos contaminantes emergentes comprenden los productos farmacéuticos
(antibióticos), del cuidado personal, surfactantes, aditivos industriales,
plastificantes, plaguicidas y una gran variedad de compuestos químicos que
aunque se encuentran en bajas concentraciones son capaces de alterar las
funciones endocrinas, es por esa razón que han llegado a ser en la actualidad
un serio problema. El uso de carbón activado, oxidación y reactores membranales
se postulan como los tratamientos más eficientes para la remoción de los
contaminantes emergentes los cuales siguen sin estar regulados y monitoreados
por la mayoría de los países.
La presencia de antibióticos en las aguas
superficiales es perjudicial porque engendra y mata a las bacterias resistentes
a los microorganismos útiles, que pueden degradar los entornos acuáticos y
cadenas de alimentos. En otras palabras, los agentes infecciosos como virus y
bacterias causantes de enfermedades se hacen más numerosos, mientras que la
salud de los arroyos y lagos se degrada.
4.1 NANO
FILTROS
Una buena estrategia para la eliminación de los antibióticos
que persisten en los cuerpos de agua son los nanofiltros es un tubo dentro de
otro tubo que consiste en un conjunto de nanotubos orientados de forma radial son
mucho más pequeños que el diámetro de un cabello humano, podrían tener un gran
impacto en la salud humana y en la salud del medio acuático (ya que la
presencia de antibióticos en aguas superficiales, también puede afectar el
sistema endocrino de peces, aves y otros animales salvajes). El filtro cuenta
con uno de los mismos elementos que permiten a las bacterias resistentes a los
medicamentos ser tan dañinas, una bomba de una proteína llamada AcrB.
“Estas bombas son un increíble producto de la
evolución. Son trituradores de basura esencialmente selectivos para las
bacterias” El funcionamiento de la nueva tecnología de filtrado se alimenta por
la luz solar directa frente a las necesidades de consumo de energía del
filtro de carbón activado estándar y esta nueva técnica permite el reciclado
del antibiótico.
“Después de que estos nuevos nanofiltros han
absorbido los antibióticos de las aguas, los filtros pueden ser extraídos del
agua y procesarse para liberar los fármacos, lo que les permite ser
reutilizados. Por el contrario, los filtros de carbono son regenerados mediante
calentamiento a varios cientos de grados, lo que quema los antibióticos”,
compara el autor principal de la investigación.
Los nuevos filtros de proteínas son altamente
selectivos, mientras que los filtros de carbón activo sirven como “monos de
captura”, de filtrado de una amplia variedad de contaminantes, lo que significa
que se obstruyen más rápidamente con la materia orgánica natural que se
encuentra en ríos y lagos.
El nanofiltros usando sólo la luz solar como fuente
de alimentación, son capaces de eliminar de forma selectiva la antibióticos
ampicilina y vancomicina, comúnmente utilizado por los humanos, y los
antibióticos de uso veterinario, y el ácido nucleico bromuro de etidio, que es
un potente carcinógeno para los seres humanos y los animales acuáticos.
4.2
PROCESOS BIOLÓGICOS
Tratamientos convencionales
como sistemas de lodos activados o filtros biológicos percoladores pueden
rápidamente convertir diversos compuestos orgánicos en biomasa que
posteriormente por medio de clarificadores pueden ser separados. Sin
embargo no sucede lo mismo con moléculas como los emergentes. En un agua
residual de una planta tratadora en Suiza se encontraron compuestos como
diclofenaco, naproxeno y Carbamazepina, con una eficiencia de
remoción de un 69, 45 y 7% respectivamente (Tixier et al., 2003). También
se realizó la degradación de pesticidas (isoproturon, terbutilazina, mecoprop y
metamitrona) a nivel laboratorio, donde se alcanzó casi el 100% de remoción,
pero con un largo tiempo de adaptación de los lodos activados. En una planta de
tratamiento de aguas residuales convencional esto representa una desventaja ya
que la utilización de plaguicidas es realizada durante un corto periodo y
cuando el lodo activado recibe una carga de estos contaminantes no se encuentra
aclimatado para una remoción satisfactoria (Nitscheke et al., 1999).
Un largo período de aclimatación (alrededor de 4 meses) se observó a nivel
laboratorio en reactores batch para la eliminación del plaguicida 2,4-D, donde
se obtuvo prácticamente una completa eliminación (>99%) (Mangat et al.,
1999). En otro estudio se estimó que cerca del 60-65% de compuestos
nonilfenolicos, que contenía un efluente de una planta
tratadora de agua, no sufrieron transformación y fueron descargados al
ambiente, donde 19% representaban derivados caboxilatados, 11% de nonilfenol etoxilado lipofílico (NP1EO) y
Nonilfenol dietoxilado (NP2EO), 25% de nonilfenol (NP) y 8% como
nonilfenol etoxilado (NPEO) (Ahelet al.,1994).
4 .3
PROCESOS AVANZADOS
Los tratamientos biológicos
se han catalogado como la tecnología más viable en el tratamiento de aguas
residuales, sin embargo, solo generan una remoción parcial de contaminantes
emergentes los cuales en la mayoría son descargados en los efluentes de las plantas
tratadoras. Es por esta razón que hoy en día se busca tecnología más eficiente
no solo para el tratamiento de aguas residuales, sino también para agua de
consumo. En los últimos años se han estudiado sistemas membranales ya sea
biológicos (MBRs) o no biológicos (osmosis inversa, ultrafiltración y
nanofiltración) y procesos de oxidación avanzada (POA), estos sistemas son
considerados como los más apropiados para remover concentraciones traza de
contaminantes emergentes.
Los reactores biológicos de
membrana (MBR) son considerados como una mejora al tratamiento microbiológico
de aguas residuales, sin embargo debido a cuestiones económicas es limitada su
aplicación como en plantas tratadoras de aguas industriales o municipales.
Estos sistemas presentan considerables ventajas a los tratamientos biológicos
convencionales debido a que se genera una baja carga de lodo en términos de
DBO, lo que hace que las bacterias se vean obligadas a mineralizar los
compuestos orgánicos de poca biodegradabilidad, además el largo tiempo de vida
del lodo da a las bacterias tiempo suficiente para adaptarse al tratamiento de
sustancias resistentes (Cote et al., 1997). En un estudio se logró remover
más del 90% de nonifenol y bisfenol utilizando tres unidades de MBRs y una
unidad externa de ultrafiltración seguida de una absorción por medio de carbón
activado granular (CAG), este sistema fue implementado para un agua residual
proveniente de una planta de lixiviados de residuos vegetales (Wintgens et
al., 2002), en este mismo trabajo también se sugirió como alternativa, un
módulo de membrana de nanofiltración seguido del tratamiento de MBRs donde se
logró la retención del 70% de estos compuestos emergentes.
Por otro lado se han
utilizado procesos de oxidación avanzados (POA) como ozono con peróxido de
hidrogeno (O3/H2O2) para tratar ibuprofeno y
diclofenaco, aquí se logó la eliminación de las del 90% de estos compuestos
(Zwiener et al., 2000). También carbamazepina fue eliminada por
completo por un sistema solar combinado de fotocatálisis con TiO2/H2O2 y
O3 (Andreozzi et al., 2002). De igual manera se ha
utilizado O3 con UV para tratar fragancias, metabolitos
reguladores líquidos, bloqueadores y estrógenos (Ternes et al., 2003).
Usando un reactor a nivel laboratorio se evaluó la eficiencia de un tratamiento
con ozono en la degradación de metabolitos NPEO donde el ácido acético
nonilfenol (NPE1C) fue completamente mineralizado, NP en un 80% y en
un 50% el NP1EO en tan solo 6 minutos de tratamiento en todos los
casos (Ike et al., 2003).
REFERENCIAS CONSULTADAS :
http://www.infosalus.com/actualidad/noticia-desarrollan-nanofiltro-elimina-residuos-antibioticos-aguas-subterraneas-20130522112841.html
Rev Cubana Med Milit 2003;32(1):44-8
TRABAJOS DE REVISIÓN
Hospital
Militar Central "Dr. Luis Díaz Soto"
RESISTENCIA BACTERIANA
Tte. Cor. Fernando Fernández Riverón,1 My.
Jorge López Hernández,2 Dra. Laida María
Ponce Martínez,3 y Dra.
Caridad
Machado Betarte2
Contaminación ambiental por antibióticos
y determinantes de resistencia
a los antibióticos
José Luis Martínez Menéndez*