jueves, 25 de septiembre de 2014

TEMAS DEL SEMINARIO


1.    RESISTENCIA A ANTIBIÓTICOS
      
  A partir de 1928, cuando Fleming descubrió la penicilina, comenzó la llamada época de los antibióticos y, desde esa fecha, en las décadas siguientes, se produjo un incremento de forma exponencial en la creación de nuevas clases de estos agentes, especialmente en países desarrollados. En los años recientes la producción de nuevos antibióticos ha disminuido de forma considerable y ha surgido como un problema de consecuencias impredecibles la resistencia a estos por la aparición en las  bacterias, virus, hongos y protozoarios de mecanismos defensivos con el fin de evadir la acción destructiva de estas sustancias.

La resistencia antibiótica es la capacidad de un microorganismo para resistir los efectos de un antibiótico. La resistencia se produce naturalmente por selección natural a través de mutaciones producidas por azar. El antibiótico, al entrar en contacto con una población bacteriana, permite solo la proliferación de aquellas bacterias que presentan aquella mutación natural que anula la acción del antibiótico. Una vez que se genera la información genética, las bacterias pueden transmitir los nuevos genes a través de transferencia horizontal (entre individuos) por intercambio de plásmidos; o igualmente producto de una conversión lisogénica. Si una bacteria porta varios genes de resistencia, se le denomina multirresistente o, informalmente, superbacteria.

1.1 TIPOS DE RESISTENCIA 


La resistencia antibiótica puede ser natural (intrínseca) o adquirida. La resistencia natural es propia de cada familia, especie o grupo bacteriano. Por ejemplo, todos los gérmenes gramnegativos son resistentes a la vancomicina, y esta situación no es variable. La resistencia adquirida es variable y es adquirida por una cepa de una especie bacteriana. Así, existen cepas de neumococo que han adquirido resistencia a la penicilina, cepas de Escherichia coli resistentes a la ampicilina, cepas de estafilococos resistentes a la meticilina. Esta resistencia adquirida es la que estudiamos en el laboratorio e informamos al clínico. La resistencia adquirida es la que puede llevar a un fracaso terapéutico cuando se utiliza un antibiótico supuestamente activo sobre el germen que produce la infección.


1.2 MECANISMOS DE RESISTENCIA



Esta imagen, publicada en el último número de New England Journal of Medicine, ilustra los diferentes mecanismos que poseen las bacterias para resistir a los antibióticos. En ella se esquematizan los 8 mecanismos conocidos hasta la fecha para resistir los antibióticos. Como resumen general los sistemas de resistencia se basan en evitar que el antibiótico acceda a su diana y lo dañe, y en la evolución han aparecido diversos mecanismos para que eso ocurra:


1. Pérdida de porinas

Las porinas son proteínas localizadas en la membrana de la bacteria encargadas de transportar sustancias al interior de la célula. Una forma de resistencia a los carbapenems, un tipo de antibiótico de amplio espectro, consiste en la pérdida por parte de la célula de la porina que permitía su entrada.

2. Beta-lactamasas

Las beta-lactamasas son proteínas con actividad enzimáticas capaces de romper enlaces químicos de compuestos beta-lactámicos, entre los que se incluyen antibióticos similares a la penicilina o la ampicilinas. Las bacterias que poseen estos enzimas son resistentes a este tipo de antibióticos de uso corriente en farmacia.

3. Bombas de extrusión de antibióticos

Algunas bacterias obtienen la resistencias a antibióticos tales como las quinolonas o el cloranfenicol produciendo elevados niveles de bombas de extrusión, que son proteínas transmembranosas que permiten la exportación del antibiótico fuera de la célula con gasto energético.

4. Enzimas que modifican químicamente al enzima y lo inactivan

Algunas enzimas consiguen entran en la célula, sin embargo algunas cepas son capaces de producir determinados enzimas que los modifican químicamente evitando que éstos reconozcan su diana. Ese el caso del ciprofloxacino, un antibiótico muy empleado en las infecciones de las vías urinarias.

5. Mutaciones en la diana específica del antibiótico

Los antibióticos son moléculas capaces de interaccionar con su diana molecular de forma análoga a como lo hace una llave en una cerradura. Mutaciones en la diana (cambios en la cerradura) hacen que el antibiótico (en este caso la llave) ya no sea capaz de reconocerla. Muchas de estas mutaciones implican la inactivación de la diana lo que hace que la célula no sea viable, sin embargo otras sí que permiten que la diana del antibiótico funcione y no sea reconocida por el antibiótico. Por ejemplo la diana de las quinolonas son las enzimas encargadas de mantener el correcto plegamiento del ADN; la girasa y la topoisomerasa. Mutaciones en esos enzimas convierte a algunas bacterias en resistentes a las quinolonas.

6. Mutaciones en los ribosomas

Los ribosomas son la maquinaría de síntesis de proteínas. Son estructuras complejas formadas por ARN y proteínas, y son dianas de algunos antibióticos como por ejemplo la tetraciclina que inhiben su correcto funcionamiento, y por tanto perturban o paralizan la síntesis proteica necesaria para la vida de la bacteria. Algunas cepas han desarrollado mutaciones en las regiones de interacción del antibiótico con el ribosoma, lo que los hace invisibles a estos compuestos.

7. Mutaciones en la estructura del liposacárido (LPS)

Los lipopolisacárido son un conjunto de polímeros complejos que forma parte de la membrana externa de las bacterias. Algunos antibióticos, como la polimixina, son capaces de interaccionar con el LPS desestabilizarlo e impedir su correcta síntesis. Mutaciones en la estructura del LPS impide la unión de la polimixina inhibiendo su acción.

8. Desvíos alternativos

Algunos antibióticos son capaces de inhibir específicamente la actividad de algunos enzimas esenciales para la célula. Por ejemplo la sulfamida inhibe la dihidropteroato sintasa, un enzima esencial en la síntesis de ácido fólico que las bacterias necesitan para poderse dividir. Sin embargo algunas enzimas pueden mutar o bien otras son capaces de ganar la actividad enzimática perdida por la acción del antibiótico promoviendo un desvío de la ruta que permitir sobrevivir la célula.


Fuente de la imagen: Peleg, A. Y. et al (2010) Hospital-acquired infections due to gram-negative bacteria. The New England Journal of Medicine, Volume 362:1804-1813, May 13 2010

2. LA RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS, UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA

2.1 ABUSO DE CONFIANZA


La confianza pública en la medicina depende de la honradez de los profesionales sanitarios y de la efectividad de sus actividades diagnósticas y terapéuticas. Algunas actividades se agradecen, pero no han logrado nunca un acercamiento desconfiado del público; sirva de ejemplo la anestesia, que se acepta como necesaria pero se teme. Otras se agradecen y se toman como propias, pues más que armas médicas parecen armas populares; sirva de ejemplo el uso terapéutico de los antibióticos, que han pasado de los hospitales a los botiquines familiares.

 Este buen cartel, esta fácil aceptación, se basa en la experiencia personal de pacientes y profesionales que confirma la eficacia de los anti-bióticos y la seguridad de su uso. Es cierto que hay problemas individua-les de alergia (muchas veces falsos), pero no es fácil percibir el problema social que conlleva el uso y abuso de los antibióticos, que es ignorado en la práctica por la población y los sanitarios. Así, los antibióticos se han integrado en la cultura popular y se utilizan con despreocupación y confianza, «como si fueran de la familia», tanto por la madre que quiere dejar de oír toser a su hijo, como por el médico que trata una bronquitis aguda o «previene» la infección de una herida quirúrgica, como por el farmacéutico al que se le consulta por un catarro.

 Además, los antibióticos se han incorporado al arsenal terapéutico y alimentario empleado en la agricultura y la ganadería, donde el control es todavía menor que en la medicina; no es raro utilizar los antibióticos para fumigar campos o añadir 100 kilos por hectárea de piscifactoría salmonera. Su máxima difusión se está logrando a través de la incorporación de los antibióticos a las soluciones limpiadoras empleadas en los domicilios particulares, en un afán de eliminar hasta el último microbio del hogar. Además, como problema ecológico que es, la resistencia bacteriana se relaciona no sólo con el uso de los antibióticos, sino con cualquier modificación del equilibrio natural; por ejemplo, los genes que permiten la adaptación bacteriana a la contaminación por metales pesados están próximos a los que median la resistencia bacteriana, lo que podría influir en su desarrollo y evolución.

2.2  LAS CONSECUENCIAS DEL ABUSO

Un buen ejemplo de las consecuencias del uso despreocupado de los antibióticos es la resistencia de los neumococos a la penicilina. En los años cuarenta, al introducirse la penicilina, se inhibía el crecimiento de la mayoría de los neumococos con concentraciones de 0,008 mg/l; 50 años después, más de mitad de los neumococos aislados en España re-quieren concentraciones de 0,1 mg/l y, aproximadamente, el 20% de 1 mg/l. Es decir, hay que multiplicar la concentración de penicilina 12,5-125 ve-ces para conseguir el mismo efecto, y son minoría las cepas que conservan la antigua sensibilidad.

 Naturalmente, esta resistencia puede vencerse: a) aumentando la concentración de penicilina, o b) empleando otros antibióticos, o, mejor, c) empleando juiciosamente la penicilina para que los neumococos conserven la sensibilidad primitiva. El problema no es nuevo en la conducta humana, que siempre tiende a elegir la segunda opción, la del empleo de nuevos y más eficaces antibióticos.

 Así, en la explotación de bienes de propiedad común, como las pesquerías, se ha aumentado el poder de detección y captura de los barcos y de las artes de pesca pero, si no se asigna la propiedad del derecho a pescar, se produce una sobreexplotación de los recursos y una pérdida de bienestar social. Algo similar ha sucedido respecto a la resistencia de los gérmenes a los antibióticos, y hay cepas bacterianas resistentes a todos los antibióticos, como Enterococcus  faecalis, Mycobacterium tuberculosis y Pseudomonas  aeruginosa, ante las que estamos inermes. Lo lógico es una política de desarrollo sostenible, de convivencia razonable con la resistencia bacteriana, que impida el fenómeno de la multirresistencia bacteriana.

El problema de la resistencia bacteriana tiene repercusiones personales, pero es un problema de salud pública, pues salta fronteras locales, regionales e internacionales, a través del intenso intercambio de personas y mercancías. La percepción simple del problema de la resistencia bacteriana como un estímulo a la investigación, más que como el resultado de la excesiva presión en el mercado de antibióticos ya registrados, relega la respuesta humilde y útil del empleo racional de los antibióticos ante la espectacularidad y atractivo de nuevos y más poderosos antibióticos; es querer apagar un incendio con gasolina: lo lógico es que nos abrasemos y que tal política resulte en «tierra quemada». La partida pasa del ajedrez a la «ruleta rusa». En esta respuesta de uso progresivo

3.  EFECTOS PERJUDICIALES EN EL MEDIO AMBIENTE FRENTE AL USO DE ESTOS COMPUESTOS. 


    3.1 ORIGEN Y FUNCIÓN PRIMARIA DE LOS ANTIBIÓTICOS  Y SUS GENES DE RESISTENCIA


El hombre ha desarrollado numerosos fármacos para combatir la infección, desde los metales pesados o los compuestos arsenicales, hasta derivados de tintes obtenidos por síntesis química. Sin embargo, la búsqueda de antibacterianos en muestras de suelo la establece Waskman en los años cuarenta, con un fundamento ecológico: Waksman describe que los ecosistemas naturales no contienen un gran número de bacterias patógenas, a pesar de que se han ido depositando en estos constantemente con los desechos humanos y animales (Waksman & Woodruff,1940). Como consecuencia, plantea que en estos ecosistemas deben existir compuestos inhibidores del crecimiento de los microorganismos patógenos. El éxito de esta aproximación llevó a pensar que la función ecológica de los antibióticos en los ecosistemas naturales era la inhibición del crecimiento de los  competidores de los organismos productores (Waksman, 1941).

En contrapartida, la función de los genes de resistencia sería impedir dicha inhibición. A pesar de que en ocasiones sean estas las funciones primarias de los antibióticos y sus genes de resistencia, hay autores que opinan que los antibióticos pueden actuar como moléculas de señalización intercelular con las bajas concentraciones en las que se encuentran en la naturaleza, y solo son inhibidores del crecimiento microbiano en las altas concentraciones que se utilizan en los tratamientos antiinfecciosos (Linares et ál., 2006; Yim et ál., 2006; Yim et ál., 2007; Fajardo & Martínez, 2008).

De igual modo, la función primaria de ciertos determinantes de resistencia a los antibióticos, como los sistemas de bombeo múltiple de drogas (Martínez et ál., 2009b) o las enzimas inactivantes de antibióticos codificadas cromosómicamente, no es evitar la acción de los antimicrobianos, sino que están implicados en procesos de detoxificación, de tráfico de señales intercelulares e incluso en procesos del metabolismo bacteriano (Martínez et ál., 2009a). De hecho, se ha determinado que el fenotipo de resistencia intrínseca de un patógeno microbiano viene dado por la acción concertada de un gran número de elementos, la mayor parte de estos implicados en el metabolismo celular (Fajardo et ál., 2008).

Independientemente de cual sea su función primaria, lo que está aceptado es que los genes de resistencia a los antibióticos que han adquirido las bacterias patógenas desde la introducción de estos fármacos, provienen de microorganismos con origen medioambiental (Davies, 1997). Esto significa que para el primer paso en  la adquisición de un determinante de resistencia es necesario el contacto de una bacteria patógena (receptora) con un microorganismo (o DNA) medioambiental. Se debe, por tanto, estudiar el efecto de los antibióticos y sus genes de resistencia en los ecosistemas naturales para poder comprender (y eventualmente prevenir) la adquisición de resistencia por parte de las bacterias patógenas (Martínez, 2009b).


3.2 ¿CUÁNDO ES UN DETERMINANTE DE RESISTENCIA UN CONTAMINANTE?

Como se ha dicho anteriormente, el origen de los genes de resistencia está en los microorganismos medioambientales. De hecho, diversos tipos de estudios han demostrado que los organismos de los ecosistemas naturales tienen una enorme variedad de genes capaces de producir resistencia cuando se expresan en un microorganismo patógeno (D’Acosta et ál., 2006). Por tanto, la descripción de la presencia de genes de resistencia de modo genérico en un ecosistema no implica que dicho ecosistema haya sufrido una contaminación. Más bien, esta es la situación que cabe esperar en cualquier ecosistema natural.


La contaminación tiene lugar cuando se detectan en dicho ecosistema genes de resistencia que se encuentran también en las bacterias patógenas. Es necesario tener en cuenta que el número de determinantes de resistencia que han adquirido hasta ahora las bacterias patógenas es muy bajo en comparación con la variabilidad observable en la naturaleza (Martínez, 2009b). Por otro lado, en la mayor parte de los casos se desconoce el microorganismo original a partir del cual, el determinante de resistencia se transfirió a la bacteria patógena.

 Un enriquecimiento de estos determinantes solo puede deberse por tanto, a un fenómeno de contaminación, sobre todo si los elementos génicos ligados a los genes de resistencia (integrones, transposones, plásmidos) son también los mismos que se encuentran en las bacterias patógenas. Teniendo en cuenta que las poblaciones microbianas ambientales poseen de modo natural determinantes de resistencia a los antibióticos, que se mantienen de modo estable en estas, a lo largo del texto, cuando se hable de contaminación por genes de resistencia, solo se tendrán en cuenta los genes adquiridos por bacterias previamente sensibles (esencialmente por patógenos y comensales), no los que contribuyen a su resistencia intrínseca.

3.3 CONSECUENCIAS DE LA CONTAMINACIÓN POR ANTIBIÓTICOS Y POR GENES DE RESISTENCIA A ESTOS

Dado que son producidos por los microorganismos medioambientales, los antibióticos se encuentran en la naturaleza. Sin embargo, su concentración es muy baja. La contaminación se produce como consecuencia del vertido de residuos provenientes de actividades humanas (esencialmente ganadería, piscicultura y residuos hospitalarios) que tienen una concentración de antibióticos muy superior a la natural. Las consecuencias de esta contaminación son varias. En primer lugar, los microorganismos sensibles a los antibióticos mueren, produciéndose una disminución local de biodiversidad en el lugar del vertido. En segundo lugar, hay un enriquecimiento de poblaciones resistentes que incluye microorganismos naturalmente resistentes, mutantes resistentes, seleccionados en un microorganismo previamente sensible, y microorganismos previamente sensibles que hayan adquirido un determinante de resistencia por transmisión horizontal.

Aunque no se ha estudiado detalladamente, esta disminución local de la microbiodiversidad podría tener consecuencias en los ciclos biológicos en los que intervienen los microorganismos. Por ejemplo, las cianobacterias son muy sensibles a los antimicrobianos usados habitualmente en los hospitales. En cualquier caso, la contaminación por antibióticos tiene un efecto local en el lugar del vertido, dado que si se difunden, por ejemplo en las aguas de un río, se diluyen y se pierde su efecto (Baquero et ál., 2008). Dado que los antibióticos son compuestos degradables, su efecto como contaminantes está también limitado en el tiempo. Por tanto, si se elimina el vertido, la contaminación desaparece y la microbiota original puede eventualmente restablecerse. La situación de la contaminación por determinantes de resistencia es diferente. En este caso, el contaminante (el gen) puede mantenerse, e incluso aumentar su concentración aun cuando el vertido con la contaminación ya no tiene lugar. Hay que tener en cuenta que los determinantes de resistencia se encuentran en elementos (por ejemplo, plásmidos) que pueden diseminarse entre las bacterias, y que las bacterias se multiplican. Por tanto, a no ser que exista una presión selectiva en contra, la resistencia introducida en el medio ambiente se mantendrá, incluso en ausencia de nuevas contaminaciones.


4.   ESTRATEGIAS DE ELIMINACIÓN DE ANTIBIÓTICO DE FUENTES DE AGUA.

La presencia de contaminantes emergentes o recientemente identificados en nuestros recursos hídricos es motivo de preocupación para la salud y seguridad en el ambiente. Las plantas convencionales de tratamiento de aguas residuales o para uso potable no están diseñadas para eliminar estos tipos de contaminantes. Estos contaminantes emergentes comprenden los productos farmacéuticos (antibióticos), del cuidado personal, surfactantes, aditivos industriales, plastificantes, plaguicidas y una gran variedad de compuestos químicos que aunque se encuentran en bajas concentraciones son capaces de alterar las funciones endocrinas, es por esa razón que han llegado a ser en la actualidad un serio problema. El uso de carbón activado, oxidación y reactores membranales se postulan como los tratamientos más eficientes para la remoción de los contaminantes emergentes los cuales siguen sin estar regulados y monitoreados por la mayoría de los países.

La presencia de antibióticos en las aguas superficiales es perjudicial porque engendra y mata a las bacterias resistentes a los microorganismos útiles, que pueden degradar los entornos acuáticos y cadenas de alimentos. En otras palabras, los agentes infecciosos como virus y bacterias causantes de enfermedades se hacen más numerosos, mientras que la salud de los arroyos y lagos se degrada.

 4.1 NANO FILTROS
Una buena estrategia para la eliminación de los antibióticos que persisten en los cuerpos de agua son los nanofiltros  es un tubo dentro de otro tubo que consiste en un conjunto de nanotubos orientados de forma radial son mucho más pequeños que el diámetro de un cabello humano, podrían tener un gran impacto en la salud humana y en la salud del medio acuático (ya que la presencia de antibióticos en aguas superficiales, también puede afectar el sistema endocrino de peces, aves y otros animales salvajes). El filtro cuenta con uno de los mismos elementos que permiten a las bacterias resistentes a los medicamentos ser tan dañinas, una bomba de una proteína llamada AcrB.
“Estas bombas son un increíble producto de la evolución. Son trituradores de basura esencialmente selectivos para las bacterias” El funcionamiento de la nueva tecnología de filtrado se alimenta por la luz solar directa frente a las necesidades de consumo de energía del filtro de carbón activado estándar y esta nueva técnica permite el reciclado del antibiótico.
“Después de que estos nuevos nanofiltros han absorbido los antibióticos de las aguas, los filtros pueden ser extraídos del agua y procesarse para liberar los fármacos, lo que les permite ser reutilizados. Por el contrario, los filtros de carbono son regenerados mediante calentamiento a varios cientos de grados, lo que quema los antibióticos”, compara el autor principal de la investigación.
Los nuevos filtros de proteínas son altamente selectivos, mientras que los filtros de carbón activo sirven como “monos de captura”, de filtrado de una amplia variedad de contaminantes, lo que significa que se obstruyen más rápidamente con la materia orgánica natural que se encuentra en ríos y lagos.
El nanofiltros usando sólo la luz solar como fuente de alimentación, son capaces de eliminar de forma selectiva la antibióticos ampicilina y vancomicina, comúnmente utilizado por los humanos, y los antibióticos de uso veterinario, y el ácido nucleico bromuro de etidio, que es un potente carcinógeno para los seres humanos y los animales acuáticos.
 4.2 PROCESOS BIOLÓGICOS
Tratamientos convencionales como sistemas de lodos activados o filtros biológicos percoladores pueden rápidamente convertir diversos compuestos orgánicos en biomasa que posteriormente por medio de clarificadores pueden ser separados. Sin embargo no sucede lo mismo con moléculas como los emergentes. En un agua residual de una planta tratadora en Suiza se encontraron compuestos como diclofenaco, naproxeno y Carbamazepina, con una eficiencia de remoción de un 69, 45 y 7% respectivamente (Tixier et al., 2003). También se realizó la degradación de pesticidas (isoproturon, terbutilazina, mecoprop y metamitrona) a nivel laboratorio, donde se alcanzó casi el 100% de remoción, pero con un largo tiempo de adaptación de los lodos activados. En una planta de tratamiento de aguas residuales convencional esto representa una desventaja ya que la utilización de plaguicidas es realizada durante un corto periodo y cuando el lodo activado recibe una carga de estos contaminantes no se encuentra aclimatado para una remoción satisfactoria (Nitscheke et al., 1999).  Un largo período de aclimatación (alrededor de 4 meses) se observó a nivel laboratorio en reactores batch para la eliminación del plaguicida 2,4-D, donde se obtuvo prácticamente una completa eliminación (>99%) (Mangat et al., 1999). En otro estudio se estimó que cerca del 60-65% de compuestos nonilfenolicos, que contenía un efluente de una planta      tratadora de agua, no sufrieron transformación y fueron descargados al ambiente, donde 19% representaban derivados caboxilatados, 11% de nonilfenol etoxilado lipofílico (NP1EO) y Nonilfenol dietoxilado (NP2EO), 25% de nonilfenol (NP) y 8% como nonilfenol etoxilado (NPEO) (Ahelet al.,1994).

4 .3 PROCESOS AVANZADOS

Los tratamientos biológicos se han catalogado como la tecnología más viable en el tratamiento de aguas residuales, sin embargo, solo generan una remoción parcial de contaminantes emergentes los cuales en la mayoría son descargados en los efluentes de las plantas tratadoras. Es por esta razón que hoy en día se busca tecnología más eficiente no solo para el tratamiento de aguas residuales, sino también para agua de consumo. En los últimos años se han estudiado sistemas membranales ya sea biológicos (MBRs) o no biológicos (osmosis inversa, ultrafiltración y nanofiltración) y procesos de oxidación avanzada (POA), estos sistemas son considerados como los más apropiados para remover concentraciones traza de contaminantes emergentes.

Los reactores biológicos de membrana (MBR) son considerados como una mejora al tratamiento microbiológico de aguas residuales, sin embargo debido a cuestiones económicas es limitada su aplicación como en plantas tratadoras de aguas industriales o municipales. Estos sistemas presentan considerables ventajas a los tratamientos biológicos convencionales debido a que se genera una baja carga de lodo en términos de DBO, lo que hace que las bacterias se vean obligadas a mineralizar los compuestos orgánicos de poca biodegradabilidad, además el largo tiempo de vida del lodo da a las bacterias tiempo suficiente para adaptarse al tratamiento de sustancias resistentes (Cote et al., 1997). En un estudio se logró remover más del 90% de nonifenol y bisfenol utilizando tres unidades de MBRs y una unidad externa de ultrafiltración seguida de una absorción por medio de carbón activado granular (CAG), este sistema fue implementado para un agua residual proveniente de una planta de lixiviados de residuos vegetales (Wintgens et al., 2002), en este mismo trabajo también se sugirió como alternativa, un módulo de membrana de nanofiltración seguido del tratamiento de MBRs donde se logró la retención del 70% de estos compuestos emergentes.


Por otro lado se han utilizado procesos de oxidación avanzados (POA) como ozono con peróxido de hidrogeno (O3/H2O2) para tratar ibuprofeno y diclofenaco, aquí se logó la eliminación de las del 90% de estos compuestos (Zwiener et al., 2000). También carbamazepina fue eliminada por completo por un sistema solar combinado de fotocatálisis con TiO2/H2O2 y O3 (Andreozzi et al., 2002). De igual manera se ha utilizado O3 con UV para tratar fragancias, metabolitos reguladores líquidos, bloqueadores y estrógenos (Ternes et al., 2003). Usando un reactor a nivel laboratorio se evaluó la eficiencia de un tratamiento con ozono en la degradación de metabolitos NPEO donde el ácido acético nonilfenol (NPE1C) fue completamente mineralizado, NP en un 80% y en un 50% el NP1EO en tan solo 6 minutos de tratamiento en todos los casos (Ike et al., 2003).

REFERENCIAS CONSULTADAS : 



http://www.infosalus.com/actualidad/noticia-desarrollan-nanofiltro-elimina-residuos-antibioticos-aguas-subterraneas-20130522112841.html


Rev Cubana Med Milit 2003;32(1):44-8
TRABAJOS DE REVISIÓN
Hospital Militar Central "Dr. Luis Díaz Soto"
RESISTENCIA BACTERIANA
Tte. Cor. Fernando Fernández Riverón,1 My. Jorge López Hernández,2 Dra. Laida María Ponce Martínez,3 y Dra.
Caridad Machado Betarte2


Contaminación ambiental por antibióticos  y determinantes de resistencia
a los antibióticos
José Luis Martínez Menéndez*





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